Pensar por uno mismo

Independientemente de lo que podamos hacer o decir, nadie puede impedirnos pensar lo que queramos. O eso es lo que creemos … la realidad es bien distinta.

Para empezar, nuestro cerebro funciona de forma engañosa:

  • Lo muestran los estudios sobre las ilusiones ópticas y de la percepción.
  • Fiarse de las primeras impresiones tampoco es fiable, es un mecanismo psicológico útil en determinadas situaciones, pero evolutivamente no ha sido actualizado.
  • Nuestro sistema de creencias (religiosas, políticas, sociales, artísticas o personales) se basa en miles de factores, demasiados.
  • Otros procesos de pensamiento están sometidos a los prejuicios o valoraciones de otros, delegando nuestras decisiones en “el poder del número” (es que mucha gente lo dice/piensa).

A pesar de todo esto, seguimos creyendo que sólo nosotros somos responsables de nuestro pensamiento, y NO.

Que nos digan lo que debemos pensar es mucho más cómodo que reflexionar, investigar y entonces decidir de que lado posicionarnos ante cualquier cuestión; si además nos hacen creer que la idea ha sido nuestra en lugar de habérnosla “dicho”, tiene unas posibilidades muy altas de quedar enterrada profundamente en nuestra psique. Ese es el lado malo. El lado bueno es que a pesar de lo cómodo que es que te lo den todo hecho (incluso las ideas), a pesar de los que intente modificar o decantar nuestra opinión, la última palabra (o idea) está solamente en nuestras manos.

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